La historia de Shirley

Shirley es la mayor de tres hermanas, criadas por una madre soltera en una pequeña aldea rural del sur de Guatemala. Su padre abandonó a la familia cuando ella tenía tan solo tres años, y dejó a la madre con la responsabilidad de criarlas a las tres, con un sueldo de maestra. Aunque ella quería estudiar la secundaria en un colegio privado, que la prepararía para la universidad, su mamá no podía costearle los estudios. Sus parientes y vecinos la presionaban para que dejara la escuela y se pusiera a trabajar; este era el camino apropiado para una joven de la aldea. Decidió estudiar magisterio, para seguir los pasos de su madre. Al mismo tiempo que estudiaba, hacía visitas semanales al director de una escuela privada, en un pueblo cercano. Aunque el colegio no tenía un programa de becas, después de cuatro meses de visitas Shirley logró finalmente convencerlo de que buscara donantes que cubrieran los costos de su educación. Su madre y sus hermanas se sentían orgullosas de Shirley, pero fue marginada por varios familiares que sentían que había evadido la obligación de ayudar a sostener a su familia.

El impacto de Shirley

“No importa cuán bueno eres para algo o cuánto conocimiento tienes, sin dinero careces de la herramienta esencial para salir de la pobreza”.

Después de graduarse, administró un proyecto de desarrollo que brindaba entrenamiento empresarial a mujeres de escasos recursos de Guatemala. Para ayudar a las mujeres a encontrar oportunidades de financiamiento para empezar sus propios negocios, buscó la colaboración de Grameen Bank, una organización creada para otorgar microcréditos a mujeres emprendedoras de escasos recursos. Posteriormente, Grameen Bank le ofreció un puesto como gerente de la sucursal ubicada en Nueva York. Colaboró como dirigente de un equipo que lanzó un modelo pionero para otorgar seguros y asistencia médica a poblaciones de escasos recursos (especialmente para inmigrantes), en Estados Unidos. En su “tiempo libre”, escribe un blog para una cadena de televisión de habla hispana. En su aldea, la historia de Shirley es muy conocida y se ha convertido en un ejemplo para las mujeres jóvenes de su comunidad y de su familia.